Las claves para entender la crisis de La Liga española en el mercado de fichajes
- Luis Zamora
- 3 sept
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept
La Premier League rompe récords, mientras LaLiga se hunde en el mercado.
El mercado de fichajes en Europa llegó a su fin y dejó en evidencia las grandes diferencias entre ligas. Mientras la Premier League, la Bundesliga y la Serie A reciben elogios por sus gestiones, la situación en LaLiga española es mucho más compleja: las estrictas normas del límite salarial limitaron a varios clubes y obligaron a vender figuras para poder inscribir jugadores.
Un gasto desigual y concentrado en pocos equipos
En total, los equipos de LaLiga gastaron poco menos de 700 millones de euros, pero la cifra está concentrada en unos pocos clubes:
Atlético de Madrid: líder en gasto con 176 millones de euros.
Real Madrid: segundo con 167,5 millones invertidos.
Villarreal: tercero con 102 millones, aunque ingresó 108 millones en ventas.
Real Betis: cuarto con 62 millones, casi todo cubierto por sus 62,3 millones en ingresos.
FC Barcelona: apenas 25 millones en fichajes, sin grandes incorporaciones.
Lo llamativo es que más del 60 % del gasto total estuvo en manos de apenas tres clubes (Atlético, Real Madrid y Villarreal), mientras que los otros 17 equipos tuvieron que ajustarse a presupuestos mucho más reducidos.
Ventas forzadas para sobrevivir
La necesidad de cumplir con el fair play financiero dejó historias llamativas:
Villarreal sacrificó a jugadores como Yeremy Pino para poder inscribir a otros refuerzos.
En el Getafe, Christantus Uche se negó a salir, pero terminó apartado para liberar espacio.
El Sevilla, tras perder a Dodi Lukebakio y Loïc Badé (45 millones en ventas), se vio obligado a reforzarse con futbolistas libres como Alexis Sánchez o Azpilicueta.
La combinación de la crisis económica post pandemia y un modelo financiero rígido ha dejado a varios clubes con plantillas incompletas y sin poder registrar fichajes a tiempo.

Europa gasta más: Premier y Serie A dominan
Según datos oficiales de la página Transfermarkt, así se dividió el gasto en las cinco grandes ligas europeas:
Premier League: 3.500 millones de euros.
Serie A (Italia): 1.190 millones de euros.
Bundesliga (Alemania): 856,03 millones de euros.
LaLiga (España): 681,52 millones de euros.
Ligue 1 (Francia): 661,51 millones de euros.
La diferencia no solo está en el gasto, sino también en los modelos de ingresos, especialmente en la gestión de derechos televisivos.
Derechos televisivos: Premier vs LaLiga
En Inglaterra, la Premier genera alrededor de 5.000 millones de libras solo en contratos locales, con un reparto más equilibrado:
50 % se reparte de forma igualitaria.
25 % depende de la posición en la tabla.
25 % según partidos televisados.
En España, LaLiga reparte así:
50 % igualitario.
25 % según resultados deportivos de los últimos cinco años.
25 % según implantación social (taquilla y generación de ingresos).

Este esquema premia a los grandes históricos y amplía la brecha con los clubes medianos y pequeños.
Competitividad: dos gigantes contra una liga abierta
La diferencia se nota también en lo deportivo.
LaLiga: en 20 años solo tres campeones (Real Madrid, Barcelona y Atlético). Madrid y Barça ganaron 18 de esas 20 ligas, además con pocas novedades entre quienes entran a Champions League.
Premier League: cinco campeones distintos (City, United, Chelsea, Liverpool y Leicester), con la histórica sorpresa del Leicester en 2016, pero con una lucha constante de varios equipos por entrar al top 4, con Arsenal y Tottenham como candidatos e incluso semifinalistas de Champions.
En torneos europeos desde 2020, los equipos ingleses acumulan 16 semifinales, mientras que los españoles apenas 11, y si nos vamos a las finales, son 4 de LaLiga vs 6 de Premier, con City y Chelsea como campeones, mientras que España solo el Real Madrid lo logró.
El pulso entre Tebas y la Premier
Javier Tebas, presidente de LaLiga, acusó a la Premier League de estar “dopada financieramente”, pero las cifras y la competitividad demuestran que el verdadero problema está en casa: un sistema de control demasiado rígido y una estructura que castiga a los clubes medianos y condena a los pequeños a una lucha constante contra el descenso.
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